lunes, 8 de octubre de 2007

MARTIN


Martín abrió delante del terapeuta aquel viejo álbum de fotos.
-¿Ve lo que le digo?- Dijo en tono nervioso
El psicólogo iba pasando las hojas con sumo cuidado, deteniendose en cada instantanea., observando cada imagen como si fuera a descubrir un enigma sin resolver. Por un instante levanta la vista.
-Y dice usted, señor Aranguren, ¿Que su padre le retrataba cada vez que rompía a llorar?
-Si.-¿Pero sabe la razón? ¿La causa de esa manía?
Martín hizo ademán de no saberlo. Siguió pasando las hojas percatándose de que en esa especie de diario visual se vislumbraban todas las épocas de la vida del paciente que tenia delante. Habían fotos de bebe, de niño, de adolescente, incluso, en una fotografía que ponía la fecha resultaba haber sido realizada hace una semana escasa.
-Bueno nuestra hora ha terminado-Dijo el psicólogo-¿Me puedo quedar con su colección de fotografías para estudiarlo?
-Sí, si, claro lo que usted vea.
Martín Aranguren padre murió al día siguiente de haber pasado la consulta de rigor. Martín hijo al enterarse de la noticia se duchó y preparó la vieja Zenit-B. La misma cámara que retrató aquellos momentos angustiosos que guardaba en el viejo álbum. Al llegar al tanatorio colocó a toda la familia (madre, hermanos, cuñadas, sobrinos), como a personajes de un paredón de fusilamiento, unos al lado de otros. Colocó el trípode, la cámara, reguló el temporizador.
-¡Llorad! ¡Llorad!
Era su mejor homenaje. Seguir con la tradición.