martes, 16 de octubre de 2007

DOS CUERPOS


Dos cuerpos se unen y entrelazan entre suspiros. Ella grita Dios. El susurra amor entre jadeos. No hay cuaresma sin pasión, ni batalla sin heridas. Los dos tienen la certeza de que los mil besos que se han dado por todo el cuerpo pueden crear cicatrices. Violáceas cicatrices*. El sexo siempre ha sido una cruenta batalla sin trinchera. Sin uniforme. A cuerpo descubierto. El ruido de una llave le sobresalta a él. Llamémosle Ulises.
-Dios...
Alguien trás la puerta intenta meter su llave en la cerradura.
-¿Qué pasa?-Ella lo mira contrariada.
-Me voy
Ulises se pone el calzoncillo, coge su ropa y sale por el balcón.
-Menos mal que vive en un entresuelo.
Corre. En la carrera va poniéndose piezas de ropa. Cuando gira la cabeza ya esta bastante lejos pero sigue corriendo. Tras cruzar el puente que divide la ciudad en dos frena en seco.
-¡Coño! Si el marido soy yo.
* Verso del poema “cicatrices” del poemario “Celebración del milagro” Carlos Cebrián Editorial Celya año 2005