jueves, 31 de julio de 2008

TEMPTATION

El maestro Tom Waits.

miércoles, 30 de julio de 2008

LA CHICA DE AYER

Joder como cambia la gente. Pepe Domingo Castaño el mismo que nos anuncia los puritos y las Coronitas en el Carrusel Deportivo de la SER. Que bonitos y libres fueron los 80.

martes, 29 de julio de 2008

CRÍA CUERVOS

Hay momentos del cine en general y mas concretamente del español, que me pone los pelos de punta. La mirada de Ana Torrent es una de esos momentos. Esta es una escena clave de la película Crís cuervos de Carlos Saura. La canción me hace llorar.

lunes, 28 de julio de 2008

sábado, 26 de julio de 2008

CUANDO VEO


Cuando veo fútbol, tenis
carreras de fórmula 1
no olvido que en otras cadenas
siguen los telediarios.
Mientras gritamos gol
otro coche bomba explota
en un mercado; antes
de que acabe el set
habrá diez palestinos menos;
se apaga el semáforo
y una vida más en Guantánamo.

Mis padres llamaban
partes a los telediarios.
Ellos sabían que la guerra
no había terminado:
mientras en el salón la tele
vomitaba metralla,
la radio en la cocina
escupía recuentos de muertos.

Perdonadme que ahora juegue:
el dolor fue una institutriz severa.


Gracias Ana por tu generosidad Un abrazo.



Este poema es de Ana Pérez Cañamares

viernes, 25 de julio de 2008

TARDE



Una de las palabras que más se repite es el poemario "Campos de Castilla" de D.Antonio Machado es tarde en sus variados y ricos significados. Uno de los adjetivos que define mi pequeña y triste vida es la palabra tarde..
Aprendí tarde a montar en bicicleta. A los 18 años, gracias a la inestimable y desinteresada ayuda de mi amigo Emilio Martínez Navarro. Aprendí a conducir tarde. A los 23 años, no sin muchas dificultades, aprendí a conducir. De hecho, algún amigo dice que ha aprendido a rezar conmigo al volante. Ahora a los 41 años estoy aprendiendo a nadar. Lenta, torpe y tardemente.
Escribí mi primer libro "Los días sin ti", tarde. A los 36 años de edad. No alcancé la anhelada y aburrida estabilidad laboral hasta los 34 años, después de navegar de derrota en derrota y tiro porque me toca.
Empecé a salir de marcha con los amigos tarde. También a los 18 años cuando hoy día los chavales están aburridos de salir antes de los 14..
La primera flecha correspondida que me asignó Cupido no visitó mi casa hasta los 25 años. Una fecha que para muchos, sin duda, creerán tardía, cuando a estas alturas de la vida piensan que han saboreado muchos néctares y estiman que son maestros en la escuela del amor y la seducción.
Veo que los proyectos vitales que desean alimentar mi herido corazón vendrán tarde a mi vida, cuando el horizonte de la juventud dichosa y despreocupada declina para siempre y el fantasma de las historias por venir es un valle incierto que ahoga mis expectativas.
No soy un hombre convencional. Mi compañera Rocío dice que soy un tipo peculiar. He intentado ser un hombre monótono, rutinario y por qué no decirlo, un punto mediocre...pero no me sale.
Ahora sé que la mayoría de los proyectos que buscan hombres y mujeres, quizás en mi caso nunca lleguen a puerto y mi vida transcurra en las galerías del lobo estepario que mira extrañado el espejo que refleja su imagen multiplicada. TAmbién tarde me di cuenta de esta nebulosa realidad..
Intento aferrarme a las cosas que alimentan mi alma (the soul), intentando no despertar sospechas en este mundo y esta sociedad que entre todos estamos pudriendo. A partir de ahora, voy a tratar de ser más auténtico, más yo mismo y menos nosotros, vosotros o ellos.
También lo he descubierto tarde. Pero esto me da igual si el Supremo Hacedor (en quien uno cree con fe diminuta) hace el favor de otorgarme un cheque en blanco para que llegue otra vez tarde a las cosas que aún espero tengan que venir.

De "Diario de un tipo intrascendente"

Este texto de de mi amigo Francisco Gómez que me ha dado el permiso generoso para que lo cuelgue.

miércoles, 23 de julio de 2008

PERSONAL JESUS



El maestro Johnny Cash

martes, 22 de julio de 2008

LA LLAVE


Gabriel se levanta sobresaltado de la siesta. Un desasosiego se apodera de él, haciéndole recorrer un escalofrió de pies a cabeza. Un extraño sueño del que no tiene recuerdo se ha instalado en su cerebro y no le deja reaccionar. Se incorpora y durante unos minutos ve pasar miles de anuncios del televisor. Se levanta para deambular por el breve pasillo. Una idea se ha instalado e su mente pero necesita ser madurada. Llega a la cocina bebe agua y vuelve al pasillo con un cigarro, para que la idea cuaje. Una, dos y tres caladas le devuelven a la realidad. La neblina que forma el humo del cigarro le hacen ir desarrollando la historia que, en forma de sueño, le ha sido revelada.
Apoyándose en sus propias manos, Gabriel toma impulso para ponerse de pie y así, ir hasta el despacho. Enciende el ordenador abre un nuevo documento Word y comienza a escribir:
“Conoció la angustia y el dolor pero nunca estuvo triste una mañana”. Le ha salido así de chorro sin pensarlo. Rebusca por internet hasta que descubre, que como casi todo ya está inventada. Es una frase de Hemingway, pero le va a servir para hablar de una persona a la que realmente no conoció tanto. El abuelo de Gabriel se llamaba Ángel. O eso creen todos a pies juntillas, porque bien es sabido que debido a la guerra civil; muchos hombres y mujeres cambiaron sus datos, para que no se hiciera justicia con ellos. Los apellidos evidentemente no eran los originarios, pero eso ya daba igual. En el presente ya todo estaba con esos apellidos, cambiarlo todo en ese instante, seria producir un caos. Pero no es la veracidad de la heráldica familiar lo que más inquietaba a Gabriel. Realmente eso le traía al fresco. Las idas y venidas, las huidas por encontrar un sitio a salvo, eso era lo que le inquietaba de su abuelo. Ese sentimiento de supervivencia que se le inculcó desde niño. Todo con medias verdades. Con silencios absolutos y absolutistas, que realmente no les ha dejado ni a el ni a sus primos desarrollarse como son. Expandirse sin ese miedo a ser mal mirados.
Ángel, se juró y perjuró que ni sus hijos ni sus nietos, serían mal vistos. Ni maltratados, ni vilipendiados. Muy dentro de él, sabía que llegaría el día que ya no serían nómadas. Que se asentarían en una tierra que daría grandes frutos. Y así lo fue. Con los años se instalaron en una ciudad industrial de la costa alicantina, que era un oasis repleto de palmeras. Y consiguió su piso, su coche, el negocio para sus hijos, un gran chalet y todo lo que había soñado. Dejando atrás lo que había aprendido por tradición, a ser un ave de paso.
Gabriel se recuesta mirando al techo. Por un momento la idea del sueño retorna a él. Ya lo recuerda. ¡Es la llave! Exclama para sí. El abuelo de Gabriel llevaba siempre una llave pequeña, como si fuera de un diario personal, en su llavero. Nadie sabía de quien era esa llave. Siempre en las comidas familiares salía relucir la eterna pregunta. ¿De dónde será la maldita llave? Años mas tarde un cáncer se llevó a Ángel y un día de todos los santos la madre de Gabriel tras recordar lo de la llave, sacó el llavero del bolsillo (se lo había quedado ella) y metió la llave en la cerradura del cristal que separaba a todos de la lápida. Se abrió y todos quedaron descompuestos. La llave que tanto había conservado Ángel, era la misma llave que abría su propia tumba. Curiosos y sorprendidos un escalofrío recorrió de pies a cabeza el cuerpo de todos los familiares. Cerraron el cristal y ya nunca más se volvió a hablar de eso.
Gabriel vuelve a mirar la pantalla y vuelve a leer la frase “Conoció la angustia y el dolor pero nunca estuvo triste una mañana”. En la pantalla del ordenador no hay nada más que eso. El amor a su abuelo es tan grande que tan solo esa frase es digna de su memoria. Es la oración que resume toda una vida de lucha y misterios. De silencios y olvidos. Pero al menos queda en su memoria que eso es lo que realmente importa.

lunes, 21 de julio de 2008

NESSUM DORMA



El príncipe desconocido
¡Que nadie duerma! ¡Que nadie duerma!
¡También tú, oh Princesa,
en tu fría habitacion
miras las estrellas
que tiemblan de amor y de esperanza...!
¡Pero mi misterio está encerrado en mí,
¡Mi nombre nadie lo sabrá!. No, no
Sobre tu boca lo diré
(Puccini: Sólo cuando la luz brille)
Sólo cuando la luz brille
(Puccini: ¡solo sobre tu boca lo dire!)
¡Y mi beso fulminará el silencio
que te hace mía.!
Voces de mujeres
Su nombre nadie sabrá...
¡Y nosotras, ay, deberemos, morir, morir!
El príncipe desconocido
¡Disípate, oh noche! ¡Tramontad, estrellas! ¡Tramontad, estrellas!
¡Al alba venceré!
¡venceré! ¡venceré!


A tí que eres capaz de saber que quien canta es Pavarotti tres coches mas atrás.

viernes, 18 de julio de 2008

LOS AMANTES DEL CÍRCULO POLAR

Sigo esperando esa casualidad en mi vida. La más grande. Permaneceré en ese lago hasta que tu decidas.

jueves, 17 de julio de 2008

DULCE PONTES CANÇAO DO MAR

Esta entrada va dedicada a mi amiga Ayrum

miércoles, 16 de julio de 2008

lunes, 14 de julio de 2008

PROPOSICIÓN POÉTICA de DAVID GONZÁLEZ a LOS LECTORES DE SU BLOG, ya sean poetas o no

Vamos al grano, que el tiempo es un bien muy valioso. Se me ha ocurrido haceros, a los lectores de este blog, la siguiente propuesta, una propuesta de colaboración entre vosotros y yo. Se trata de lo siguiente: He releido este cuaderno desde la entrada más antigua a la entrada más actual, la de esta misma mañana, y me he dado cuenta de la cantidad de poemas que he subido a estas paginas, poemas todos ellos de una calidad indiscutible, y entonces, ¡zas!, la idea: De entre todos los poemas de este blog, solicito, os pido, que cada uno de vosotros seleccione los 9 poemas que, por la razón que sea, más le hayan gustado. Mi idea es realizar una antología de los poemas que he subido a este blog, y subir en concreto 46 poemas, por lo que si os mola la idea de colaborar en esta historia, de los 9 poemas que cada uno de vosotros seleccionéis, entrarán en la antología los 46 poemas que más se repitan de entre los 9 que, repito, cada uno de vosotros me mandéis por correo electrónico a este mail, el mail que ahora utilizo: davidgonzalezpoeta@hotmail.com
Solo os pediría que procuráseis no caer en el amiguismo y votar los poemas de vuestros amigos. Por cierto: no podéis elegir ninguno de los escasos poemas de mi cosecha que he subido a este blog. Tengo pensado poner en la cubierta, aparte del título, esto: Edición de David González. Selección de los lectores de su blog "Sigo sin querer ir al cielo", y en páginas interiores es mi idea poner los nombres y apellidos, o alias, de todos los que os decidáis a colaborar en esta antología...Solo se pueden elegir poemas en verso, no en prosa poética.
Podéis elegir poemas desde la entrada más antigua del blog hasta la última, el 1 de septiembre a medianoche, o sea: que solo se pueden votar poemas del blog hasta el 1 de septiembre a medianoche, día en que se cierra la votación... El título de la antología ya lo iremos pensando, aunque se admiten sugerencias...
Bueno, pues eso es todo. Podéis empezar a votar vuestros 9 poemas desde el mismo momento en que suba este post.
Y gracias por adelantado a todos los que os decidáis a colaborar conmigo en esta historia... Se me olvidaba: entre todos los que colaboréis conmigo como coautores en esta antología, una mano inocente, la de mi sobrina, elegirá a uno de vosotros, que se llevará, como regalo, un lote con libros y cedés... Luego, a ver si hay suerte y encontramos alguna editorial interesada en editar el proyecto que resulte de todo esto...

El poeta y amigo David González hace esta propuesta en su blog y yo os la traslado por si quereis particpar a mi me parace interesante.

Aquí os dejo un enlace: Antología

jueves, 10 de julio de 2008

SOLEDAD




Le fui a quitar el hilo rojo que tenía sobre el hombro, como una culebrita. Sonrió y puso la mano para recogerlo de la mía. Muchas gracias, me dijo, muy amable, de dónde es usted. Y comenzamos una conversación entretenida, llena de vericuetos y anécdotas exóticas, porque los dos habíamos viajado y sufrido mucho. Me despedí al rato, prometiendo saludarle la próxima vez que le viera, y si se terciaba tomarnos un café mientras continuábamos charlando.
No sé qué me movió a volver la cabeza, tan sólo unos pasos más allá. Se estaba colocando de nuevo, cuidadosamente, el hilo rojo sobre el hombro, sin duda para intentar capturar otra víctima que llenara durante unos minutos el amplio pozo de su soledad.




Pedro de Miguel

miércoles, 9 de julio de 2008

El EXTRANJERO


-¿A quién quieres más, hombre enigmático, dime, a tu padre, a tu madre, a tu hermana o a tu hermano?
-Ni padre, ni madre, ni hermana, ni hermano tengo.
-¿A tus amigos?
-Empleáis una palabra cuyo sentido, hasta hoy, no he llegado a conocer.
-¿A tu patria?
-Ignoro en qué latitud está situada.
-¿A la belleza?
-Bien la querría, ya que es diosa e inmortal.
-¿Al oro?
-Lo aborrezco lo mismo que aborrecéis vosotros a Dios.
-Pues ¿a quién quieres, extraordinario extranjero?
-Quiero a las nubes..., a las nubes que pasan... por allá.... ¡a las nubes maravillosas!


Primer poema en prosa del libro el Spleen de Paris de Charles Beaudelaire

lunes, 7 de julio de 2008

SERES PUROS


Me resulta complicado arrancar después de la comida. Ese momento que sirve de ecuador durante el día puede concluir en un sopor del que habitualmente me dejo vencer. La hora de la siesta es el paso fronterizo hacia donde comienza el final de la jornada. Como cada tarde tras la comida, los telediarios (veo más de uno), la tertulia y el café; me dispongo a asaltar la calle con decisión. Mi paseo diario es un modo de documentación antropológica increíble. La ciudad es un gran libro inacabable que nos muestra situaciones que deben ser vividas y analizadas.
Un ir y venir de gente da a entender que la urbe está más despierta que nunca. Las madres yendo a recoger a sus niños al colegio, los púberes mostrando sus risas al mundo, los funcionarios en las tertulias de la tarde, personajes habituales de una obra de teatro de función continua y diaria. En mi trayecto me detengo en el parque municipal para descansar y para, desde un banco, detenerme en la observación de todos y cada uno de los actores que, como cada tarde, protagonizan esta función.
Un grupo de madres con niños me hace situarme delante justo de un jardín de juegos infantiles. Columpios, toboganes, casas de madera con pasadizos; pueblan esa extraña urbe en miniatura. Dos niños permanecen al margen de la vorágine. Me acerco a ellos, como el cazador que se aproxima al jabalí que come impasible. Dos coches son empujados por sus diminutas manos. Les observo. Parecen felices. ¡Señor apártese que le atropello! Me dice uno porque creo que como Gulliver me he puesto en medio de la carretera. Con una disculpa me aparto y prosigo mi camino hacia el banco que hay justo al lado. Observar a estos niños es un gran ejercicio de de sociología. Me abstraigo pero de repente unos gritos me hacen volver a la realidad. Los dos niños están enfrascados en una discusión. ¡Mío! ¡Mío! Los dos se pelean por llevar el mismo todoterreno. Las madres se acercan ¡Pepe hay que compartir! ¡Ayy este niño, siempre igual! Las mujeres tratan de disculparlos. Pero ellas no comprenden que son reacciones normales. Los niños, como seres puros que son mantienen esa cruel ingenuidad, ese sentimiento de la propiedad es innato en el ser humano, elementos como la solidaridad, la generosidad, son cosas impuestas por las trabas sociales. Los niños al ser tan auténticos no perciben que hacen mal o daño a los demás. Muestran las cosas como las ven. Si un niño es gordo, le llaman gordo, si otro, por el contrario es extremadamente delgado, le llaman tirillas; y así hasta una infinidad de afecciones. Pero se les pasa. Tras el grito de ¡a merendar!, las dos criaturas se acercan corriendo dos bancos más allá.
No me he percatado pero justo a mi izquierda un anciano con rostro apacible y bondadoso permanece impasible mirando el jardín de juegos y simulando una sonrisa, parece recordar algún tiempo atrás. Junto a él una chica, que por su aspecto parece ser originaria de algún país del cono sur, le cuida y mima, haciéndole carantoñas. ¡Déjame ya puta! Exclama el anciano. La mujer, con rostro de beneplácito, se sienta y pierde su mirada en el horizonte. Está triste pero siempre una eterna sonrisa dibuja su rostro, para que el anciano nunca pueda reprocharle nada, aunque lo haga cada día. La pobre mujer que vino del sur buscando otros mundos mejores (como los patos migran en busca de calor y comida), se sienta y quizás recuerde otros tiempos en su infancia donde ella también era reina en juegos infantiles.
Con una sonrisa me despido del parque encaminándome ya para casa. Giro la cabeza y realizo un retrato imaginario en mi cabeza sobre la estampa que acabo de ver. El anciano y el niño, dos extremos en el tiempo, pero que se acaban tocando. La evolución, siempre lo ha dicho la historia nos lleva a la involución. Unos por desconocimiento y otros porque total para los que me queda de estar en el convento…

sábado, 5 de julio de 2008

VIVIR


Buscar razones para vivir es una buena razón para seguir viviendo, y si no las hay, hay que inventárselas.
El problema no importa; importa la solución.


Siempre hay que seguir, aunque sólo sea por curiosidad.


Estas citas pertenecen a la película Martin (H)

jueves, 3 de julio de 2008

DONDE HABITA EL OLVIDO


Me siento dichoso de poder levantarme cada día. Por las mañanas intento hacer algo provechoso. Miro el despacho, la libreta de las notas y la pereza puede conmigo. A veces deambulo por casa sin rumbo fijo, solo por el placer de caminar. Los pasos se acortan por el diminuto pasillo, mientras caliento mis manos con la taza de café recién hecho.
Tras la copiosa ingesta del desayuno, me aseo y hago un listado de posibles tareas a realizar. Una de las más imprescindibles, la que necesita ser tratada de inmediato, es la limpieza y ordenación del cuarto que utilizo como despacho. Miles de papeles, revistas, libretas, cds, Dvds, permanecen acomodados en lugares impropios para gente de su especie. Mi desorden ordenado parece un caos a los ojos de cualquiera, pero yo, lo encuentro todo. Cojo los utensilios de limpieza y abrazándome al cepillo con cara de extrema melancolía me dispongo sin dilación a la tarea requerida. ¿Quién me manda a mí tener tantas cosas? ¿Por qué guardo todo? Al cabo de dos horas parece que voy viendo la luz al final del túnel, y me siento orgulloso de mi mismo por haber superado la prueba. Pero un cajón se delata a sí mismo. Intentando guardar unas revistas en un estante que va a explotar de tantas cosas inservibles, me percato de que un viejo álbum de fotos reclama su protagonismo. Lo cojo, le quito el polvo con el paño que llevo en la mano y me dispongo a revisar en ese baúl de recuerdos. Nada más abrirlo y por el color gris de las fotografías me percato que es uno de los viejos álbumes de fotos de mi abuela materna. Paso una a una las hojas, al cabo de un rato en el que me vence la melancolía me doy cuenta que a muchos de los personajes de las fotografías les falta la cabeza. Sí, en infinidad de instantáneas, aparece uno de los personajes con la cabeza cercenada. Me inquieto. Por un instante mi mente comienza a pensar en el no estar, no existir. Sí, debe ser duro el desaparecer sin saberlo, como a una ciudad que la borran de un mapa por un error de imprenta. Cierro el álbum. Al cabo de un rato vuelvo a abrirlo fijándome en las personas exactas a las que mi abuela, con precisión de relojero, ha decapitado. Todos y cada uno de los hombres o mujeres sin cabeza son los que han querido ser sacados o borrados de los buenos momentos que reflejan esas instantáneas. Familiares, conocidos o amigos que sacaron demasiado los pies del tiesto y por eso el tribunal inquisidor de mi abuela ha ordenado su pronta decapitación.
Es curioso cómo queremos borrar partes de nuestro pasado. O como las recordamos. Yo recuerdo los sábados en que iba con mi familia a almorzar al primer taller de Joyería que montaron mis abuelos y tíos en la antigua calle Jaime García Miralles hoy Tomas y Valiente (junto al parque 1 de Mayo). Esos bocadillos de atún y esas Coca-Colas de botella de cristal de litro, tenían un sabor especial. Jamás en la vida me ha sabido nada tan bien como esos almuerzos. Pero no revivo varios sábados, mi mente los condensa todos en uno. Como también mi mente, en acto de autodefensa, bloquea los malos momentos. Las muertes, las enfermedades, todos y cada uno de los períodos que deben ser condenados al olvido. Así funciona este archivo nostálgico que tengo por cerebro. Cada vez que un mal momento asoma sus patitas por la mente, ¡Zas! Es cazado y neutralizado como un virus de ordenador. Y así continúo el camino.
Es extraño saber que uno es también parte del recuerdo o del olvido de alguien. Que podemos ser el hombre de cabeza cercenada. Que somos básicamente pasto de un recuerdo. Que podemos vivir, como muchos otros, donde habita el olvido.