martes, 2 de octubre de 2007

CON EL CORAZON EN CONSERVA


Como meter la vida en cuatro bolsas de basura y el corazón en un tupperware. Que extraña resulta la marcha cuando otros lloran por tí. No quieres irte. Te expulsan de ese paraíso que tú has construido, para que ahora un “Ángel” ocupe tu lugar. Continúas recogiendo y amontonando esas partes de tu vida. Camisas pantalones, retratos, risas, gritos, monotonía y toda la gama de olores; que cede el amor. Una cesión siempre con camino de retorno. Como una navaja de doble filo o la metralla de una bomba. Un dolor constante que se acumula en forma de recuerdos. Una herida supurante que florece de vez en cuando manchándote de sangre.
Pero te llevas el olor. Sabes que no hay peor enemigo que el olor. Cualquier aroma te puede llevar a ella de nuevo. Y volverían los gritos y el deseo, los insultos y jadeos, los llantos y sonrisas, las risas y lamentos. Pero con el tiempo(que todo lo cura), volverán a surgir raíces del tupperware.