lunes, 29 de diciembre de 2008

ENTREVISTA A ANA PÉREZ CAÑAMARES


Ana Pérez Cañamares (1968) nació en Santa Cruz de Tenerife y en la actualidad vive en Madrid. Algunos de sus cuentos han aparecido en antologías tales como Por favor sea breve (Editorial Páginas de Espuma, 2001), Lavapiés (Editorial Ópera Prima, 2002), Maldito amor mío (Editorial Signo Tres, Lima, 2002), o Escritos disconformes. Nuevos modelos de lectura (Ediciones Universidad de Salamanca, 2004). Ha ganado premios de poesía y relatos. Colabora con algunos de sus poemas en las antologías Qué nos han hecho (Editorial Isla Varia), Resaca/Hank Over. Un homenaje a Charles Bukowski (Random House Mondadori), Versus.12 Rounds (Ediciones del Satélite) y Bukowski Club Jam Session de Poesía 06-08 (Ediciones Escalera), así como en distintas revistas impresas y digitales. Escribe diariamente en su blog El alma disponible (http://elalmadisponible.blogspot.com). En el 2007 publicó su primer libro de poemas, La alambrada de mi boca, en la Editorial Baile del Sol y este año se reeditará en la misma editorial el libro de relatos En días idénticos a nubes. En la actualidad prepara su segundo poemario.






Eduardo Boix: ¿Por qué y para qué escribe Ana Pérez Cañamares?


Ana Pérez: La escritura me da la imagen más fiel de mí misma y del mundo, la que yo siento como más cercana a la verdad. Necesito ese espacio de soledad, de reflexión, de esfuerzo y reposo que es para mí la escritura. Es una cuestión de higiene mental y emocional.



E.B.: ¿Cómo descubriste tu vocación?



A.P.C.: Lo cierto es que fue muy temprana. Siempre me gustaron las palabras. Desde muy pequeña leía de todo. Creo que tenía unos nueve años cuando empecé a escribir cuentos y poemas que le leía a mi madre.


E.B.: ¿Cuales son los escritores u obras que siempre te acompañan? ¿A qué tipo de libros vuelves siempre para releer?



A.P.C: No suelo releer libros enteros, pero sí vuelvo a ciertos poemas. Creo que los poetas que más he releído son Sharon Olds y Yehuda Amijai. Ambos me estremecen por su honestidad. De Sharon Olds me impresiona su valentía, su crudeza, de Amijai su capacidad para ir más allá de lo visible, lo inmediato. Y también he releído mucho a Carver. Siempre me emociona.


E.B.: Cuando empezaste a escribir ¿Tenías en mente modelos literarios de escritores a los que querías imitar?



A.P.C.: No, creo que empecé muy ingenuamente. Luego sí me han dejado su impronta autores como David González, Bukowski, Carver… poetas que me abrieron la mente en cuanto a qué puede ser literario. Me corroboraron que uno mismo es suficientemente complejo y rico como para ser un tema literario. También gracias a ellos descubrí que el lenguaje poético puede ser claro, directo, coloquial.


E.B.: ¿Cual es el género literaria que ves más importante?



A.P.C: Para mí, la poesía, sin ningún género de dudas. He disfruto de novelas y relatos, pero lo que me da la poesía no me lo ha dado otro género. Ahora mismo soy incapaz de leer nada que no sea poesía. Bueno, sí, el periódico y los prospectos de los medicamentos.


E.B: ¿Tienes alguna manía a la hora de escribir? ¿Alguna rutina establecida o te basas en la inspiración del momento?


A.P.C.: Si se me ocurre algo, lo apunto esté donde esté. Luego lo paso a limpio en el ordenador –siempre con una cerveza y con el tabaco cerca, y en silencio. Y a partir de ahí, limpio, tacho, reescribo… Suelo dejar los textos descansar un tiempo antes de volver con ellos. La inspiración te da una tema, una imagen, un verso… El poema se debe al trabajo, al trabajo y al trabajo.


E.B.: ¿Qué piensas de los concursos literarios en el ámbito de la lengua hispana? ¿Son un recurso válido para escritores desconocidos?

A.P.C.: No me interesan los concursos. Por lo que sé, la mayoría se deben a intereses ajenos a lo literario. Aunque puedo entender que alguien desconocido se presente a alguno de ellos; sobre todo son interesantes si conllevan la publicación. Pero, personalmente, nunca me compraría un libro porque hubiera sido premiado. Y en cuanto a presentarme… lo he hecho en alguna ocasión, pero no creo que vuelva a hacerlo, no me siento a gusto exponiendo mis textos a un juicio para ser mejor o peor que otros.


E.B.: ¿Cómo es tu proceso de corrección?



A.P.C.: Es lo que me lleva más tiempo. Siempre trato de llegar lo más lejos que me permita el texto, descubrir qué tiene de nuevo, de revelador para mí, y qué puede tener de interesante para otros, cómo puedo transmitir lo que he visto de la manera más clara y sencilla posible. Esto último es muy importante para mí. Como te decía, dejo reposar los textos y después de un tiempo trato de leerlos con la mente más ingenua e inocente posible, como si fueran ajenos a mí.


E.B.: ¿Vives la soledad del escritor? ¿Necesitas compartir lo que escribes con alguien? ¿Grupos o tertulias literarias, familiares, amigos...?


A.P.C.: La mayor parte del trabajo de escritor es de una soledad inapelable. Con el tiempo, he descubierto que me produce placer ese silencio en el que escuchas los ecos de lo que has ido acumulando. Y luego, la poesía tiene esa segunda parte, en la que empiezas a mostrar lo leído a alguien. En mi caso, suelen ser un par de personas cercanas, a no ser que publique algún poema en mi blog y lo lea más gente… Y por fin, una vez que doy por terminados los poemas, cuando tengo ocasión de leerlos en un recital, llega el momento mágico en el que lees para la gente y tus palabras son escuchadas. Ése es el premio grande.


E.B.: ¿Alguna vez te has sentido bloqueada? Si la respuesta es sí ¿Cómo lo has superado?


A.P.C: La palabra no es bloqueada. No me angustio: si no tengo nada que decir o no puedo hacerlo, no digo nada. A veces la marea de la vida te arrastra, pero eso no quiere decir que estés quieto o bloqueado. Llegará el momento de contarlo. Simplemente, tengo la impresión de que acumulo cosas –que a veces, según suceden, no tengo tiempo, ganas o fuerzas para procesar- y que luego llegará el momento de escribirlas. Hasta el momento, antes o después, siempre ha llegado.


E.B.: ¿Cuál es la frase o párrafo que más te ha dolido suprimir en alguno de tus escritos?


A.P.C.: Algún buen verso en un poema mediocre… Pero cada vez me duele menos. Tengo la idea de que lo que vale la pena siempre regresa. Y, además, por carácter, soy bastante autoexigente.


E.B.: ¿Cómo son tus relaciones con los editores? ¿Aceptas sugerencias en cuanto a cambios en el original o las consideras ingerencias en tu trabajo?


A.P.C.: Hasta ahora, nadie me ha cambiado ni una coma. Tengo una relación estupenda con los editores de Baile del Sol, que han publicado mi último poemario y van a reeditar en breve un libro de relatos que escribí hace tiempo. Y en cualquier caso, si alguna vez un editor me hiciera una sugerencia, la escucharía. Pero siempre me reservaría la última palabra.


E.B.: ¿Qué tipo de público tienes en mente mientras escribes? ¿Crees que hay una diferencia entre la literatura "para mujeres" y la literatura "para hombres"?


A.P.C.: No tengo a nadie y tengo a todos. Personalmente, atendiendo a mis gustos literarios, no hago una división entre literatura para mujeres y para hombres. Es una tema que no me preocupa ni como lectora ni como escritora.


E.B.: ¿Aceptas la crítica? ¿Cómo te afecta en tu siguiente trabajo?


A.P.C.: Parto de la base de que si alguien te critica o te comenta algo, es que se ha tomado su interés, así que suelo escucharlas con atención. He aprendido y aprendo bastante de las opiniones ajenas. Y si no me interesan, o veo que la intención no está clara, las dejo pasar y ya está.


E.B.: ¿Crees que escribir sirve de valor catártico? ¿Te enseña algo sobre tu propia personalidad?


A.C.P.: Entre otras muchas cosas, sí, escribir es una catarsis, una liberación, un cambio, un ajuste de cuentas, un movimiento hacia algo. Y en la pelea por encontrar una palabra precisa, que se ajuste a lo que pienso o siento, aprendo mucho de mí misma, descartando, eligiendo, escarbando. Una de las cosas que he aprendido se resume en una frase de Bukowski que encabezaba mi primer poemario, La alambrada de mi boca. La frase dice: “Qué valentía tiene mi memoria”.



E.B.: ¿Qué se puede conocer de Ana a través de sus historias? ¿Es él mismo o se esconde tras el velo de sus personajes y sus tramas?


A.P.C.: Cuando escribía relatos, supongo que se podía saber a través de las tramas qué es lo que me interesa, y también saber de mi vulnerabilidad gracias a la de los personajes. Desde que escribo poesía, no me escondo en ninguna parte. Mi poesía habla de mí, lo que ocurre es que intento escarbar lo suficientemente hondo como para que al final hable de cualquiera. Además, yo no me entiendo sin el mundo que me rodea, así que hablo del mundo y de mi tiempo pero dejando claro que lo hago desde mi perspectiva. En definitiva: creo que me pongo en la piel del otro mirando hacia dentro.


E.B.: ¿Cuál es tu ambición como escritora? ¿Dónde quieres llegar?



A.P.C.: No soy ambiciosa en términos de éxito, ventas… No me interesa para nada tener una columna en un periódico ni vivir de esto. Yo lo que quiero es seguir escribiendo y llegar a la gente que me lea. Mirar hacia atrás y estar orgullosa de lo que le he dado a la escritura y agradecida a lo que la escritura me ha dado a mí.


E.B.: Y finalmente, ¿Qué consejos darías a un escritor novel con ganas de empezar a publicar?


A.P.C.: Que no tenga prisa en publicar. Que sea honesto consigo mismo, con lo que escribe. Que considere si está dando todo lo que tiene para dar. Que reflexione si la escritura es una auténtica necesidad. Y que lea, que lea, que lea… Leer y escribir son dos actos de honestidad y soledad. No todo el mundo, o mejor dicho, no en todo momento tenemos fuerzas para ser honestos y estar solos.
Gracias Ana, abrazos y suerte.