domingo, 28 de septiembre de 2008

ENTREVISTA A DAVID GONZÁLEZ


David González (San Andrés de los Tacones, 1964) es poeta y narrador español. Ø Sus poemas han sido traducidos al portugués, al inglés, al alemán, al árabe y al húngaro. Ha sido incluido en los siguientes diccionarios:
Ø Diccionario Bibliográfico de la poesía española (siglo XX). Ángel Pariente, Editorial Renacimiento, Sevilla, 2003.
Ø Diccionario Espasa de literatura española. Jesús Bregante, Espasa Calpe S. A., Madrid, 2003.


Ha publicado diveros poemarios y en diversas antologias, podriamos destacar:


-En las tierras de Goliat. Ediciones Baile del Sol, Tenerife, Islas Canarias, 2008.


-Algo que declarar. Bartleby Editores, Madrid, 2007. Este libro ha recibido una subvención a la creación literaria por parte de La Consejería de Educación y Cultura del Principado de Asturias.


-Sparrings. Línea de Fuego, Asturias, 2000. Este libro también ha sido editado en versión digital en Internet: http://www.portaldepoesia.com/


-El demonio te coma las orejas. Asociación Cultural Crecida, Ayamonte, Huelva, 1997.


En las antologias:


-Poesía para bacterias. Selección de Sergi Puertas. Prólogo de Los violadores del verso. Ediciones Montañas y Hombres, Huesca, 2008.


-Once poetas críticos en la poesía española reciente. Enrique Falcón, coordinador. Ediciones Baile del Sol, Tenerife, Islas Canarias, 2007


Entre otros.


Dirige, desde los años noventa, la colección de poesía Zigurat, editada por el Ateneo Obrero de Gijón. Su producción literaria se entronca con la poesía de la conciencia. Ante todo David es un amigo, generoso. Y un gran poeta que a fuerza de una gran calidad está haciendose un nombre en este mundo de la literatura. Gracias a su generosidad hemos podido realizar esta entrevista.


Eduardo Boix-¿Por qué y para qué escribe David González?


David González-Escribo, y lo digo siempre, para limpiarme por dentro. Y también para, como una vez me comentó Alén, el batería de Marea, arrojar luz sobre las sombras.


E.B.-¿Cómo descubriste tu vocación?


D.G.-De manera inconsciente, la descubrí de crío. Primero, a través de unos cuadernos que se conservaban de mi abuelo por parte de madre, unos cuadernos en los que él pegaba recortes de periódico o poemas o párrafos de cartas. Y luego, cuando iba a clase particular, me quedé prendado de la belleza de la estilográfica y de la caligrafía del padre de la maestra que, curiosamente, era profesor de matemáticas.
De manera ya consciente, descubrí mi vocación durante mi estancia en los hoteles del estado, es decir, en la cárcel, cuando mi consciencia y conciencia se rompieron en mil pedazos al observar que tan cabrones eran algunos presos como algunos carceleros.


E.B.-¿Cuáles son los escritores u obras que siempre te acompañan? ¿A qué tipo de libros vuelves siempre para releer?


D.G.-A la primera pregunta te respondería que Varlam Shalámov, Sharon Olds, Louis Ferdinand Céline, Truman Capote, Neal Cassady, Salinger, John Fante, Louis Ferdinand Céline, las novelas autobiográficas de Bret Easton Ellis o Tobías Wolf, En el camino de Jack Kerouac, la poesía de Raymond Carver y Charles Bukowski, Walt Whitman, Jim Carroll…
A la segunda pregunta te respondo que con todo lo que uno tiene que leer, el hecho de releer me parece una pérdida de tiempo, y como mucho suelo releer algún poema suelto o algún párrafo de alguna novela o de algún libro de relatos, pero ya te digo, hay muchos libros que leer como para perder el tiempo releyendo. Sobre todo si cuando lees por primera vez un libro lo haces prestándole toda la atención que se merece.


E.B.-Cuando empezaste a escribir ¿Tenías en mente modelos literarios de escritores a los que querías imitar?


D.G.-Si un proyecto de escritor empieza imitando, chungo. Lo que sí hay son escritores de los que uno aprende o de los que admiras su coraje a la hora de enfrentarse a la vida. Y en ese sentido mis modelos, cuando empecé a escribir en serio, y cuando aún me quedaba mucho por leer, eran Bret Easton Ellis, James Joyce, Sherwood Anderson, Henry Miller, Neal Cassady, Kerouac, Ryu Murakami, Bukowski y Céline.


E.B.-¿Cual es el género literario que ves más importante?


D.G.-No creo en los géneros literarios, y menos en esta sociedad en que nos ha tocado vivir y en la que uno de sus signos distintivos es la mezcla. Los géneros literarios son cosa de los críticos, que de algo tienen que escribir.


E.B.-¿Tienes alguna manía a la hora de escribir? ¿Alguna rutina establecida o te basas en la inspiración del momento?


D.G.-Para escribir me baso en la inspiración. No creo para nada en eso que afirman muchos escritores de que no creo en la inspiración, pero si existe que me pille trabajando. Para mí, escribir no es un trabajo, puede ser una devoción o un sufrimiento, pero nunca un trabajo, para eso ya era el último mono del escalafón de una empresa del metal. Escribir es crear, y crear nunca es sinónimo de trabajar. Para escribir algo, necesitas de la inspiración, la que te dicta el primer verso de un poema, o el último, o en ocasiones el poema entero…
Ahora bien, una vez empiezo a escribir, sí que tengo rutinas: no puedo escribir sin música, escribo a mano, luego lo paso al ordenador, imprimo, corrijo, tacho, lo vuelvo a escribir a mano y de nuevo al ordenador, cambio de bolígrafo a cada libro que termino, y para buscar adjetivos, no lío cigarros como Plá sino canutos.


E.B.-¿Qué piensas de los concursos literarios en el ámbito de la lengua hispana? ¿Son un recurso válido para escritores desconocidos?

D.G.-Pienso que los concursos fomentan la envidia, la competitividad y en algunos casos la fama que estos generan en el escritor ganador puede hacer que este escritor en vez de escribir mejor tienda a hacerlo cada vez peor. En mi opinión, la literatura debería regirse por el verbo aprender, compartir, pero nunca, en ningún caso, competir. Aunque, dicho de paso, en muchos premios ni siquiera se compite, ya que el premio está concedido de antemano.


E.B.-¿Cómo es tu proceso de corrección?


D.G.-Interminable. Corregir lleva más trabajo que escribir. De hecho, corregir es la esencia de la escritura. No creo para nada en la escritura automática y todas esas historias. Creo que hay que corregir hasta la saciedad, hasta que no sobre ni falte ninguna palabra, o hasta que cada palabra tenga el significado que tú quieres darle y no otro parecido o aproximado; de ahí que siempre diré que el escritor, el verdadero escritor, siempre está aprendiendo.


E.B.-¿Vives la soledad del escritor? ¿Necesitas compartir lo que escribes con alguien? ¿Grupos o tertulias literarias, familiares, amigos...?


D.G.-Yo soy la soledad, tío. Y no necesito compartir nada de lo que escribo hasta que estoy seguro, o casi, de que lo que he escritor tiene la calidad suficiente como para ser compartido. Lo que sí tengo por costumbre hacer es que cuando tengo un poema del que estoy casi seguro, es tratar de editarlo en alguna revista o en algún blog, pues un poema cambia mucho, a veces para mejor y otras para peor, una vez lo ves impreso. De grupos, tertulias y demás paso cantidad. Considero que tengo puntos en común, sobre todo, con la “Poesía de la conciencia” y con algunos aspectos del “Realismo sucio”, pero eso de ir a tertulias y demás me parece una pérdida de tiempo total o por decirlo de otro modo: me parece un chupapolleo del que paso.

E.B.-¿Alguna vez te has sentido bloqueado? Si la respuesta es sí ¿Cómo lo has superado?


D.G.-Tengo tantas cosas que escribir y que no me va a dar tiempo en esta vida a escribirlas que nunca he tenido problemas de bloqueo. Pero lo que sí tengo son serios problemas, a veces, depresivos, o de agotamiento mental, y durante ese tiempo no suelo escribir ni leer ni hacer nada de nada.


E.B.-¿Cuál es la frase o párrafo que más te ha dolido suprimir en alguno de tus escritos?


D.G.-Si te refieres a frases suprimidas por la censura, he de decirte que nunca he suprimido una frase o párrafo o nada por ese motivo, la censura. Y los versos o frase o párrafos que he suprimido de mis textos, en vez de dolerme me han servido para mejorar mis poemas, o eso pienso al menos.


E.B.-¿Cómo son tus relaciones con los editores? ¿Aceptas sugerencias en cuanto a cambios en el original o las consideras ingerencias en tu trabajo?


D.G.-Mis relaciones son buenas, al menos con los tres editores con los que últimamente he trabajado. Acepto sugerencias siempre y cuando yo, después de estudiarlas, llego a la conclusión de que contribuyen a mejorar el resultado final del libro. En caso contrario, no. De todos modos, he de decir que ninguno de estos editores a los que me refiero, me ha hecho ninguna sugerencia en ese sentido. Cosa que, como es natural, les agradezco a todos ellos.


E.B.-¿Qué tipo de público tienes en mente mientras escribes? ¿Crees que hay una diferencia entre la literatura "para mujeres" y la literatura "para hombres"?


D.G.-El único público que tengo en mente mientras escribo soy yo mismo.
Y no, no creo que haya una diferencia entre la literatura para mujeres y la literatura para hombres. Estamos en el siglo veintiuno, joder, y esa diferencia ya debería estar superada. Solo hay una diferencia y es entre literatura buena y literatura mala, independientemente de si quien escribe es del género femenino o del masculino.


E.B.-¿Aceptas la crítica? ¿Cómo te afecta en tu siguiente trabajo?


D.G.-Ni la acepto ni la dejo aceptar. Mi poesía no es objeto de crítica alguna hoy por hoy. Pero sea la crítica positiva o negativa, no creo que me afectara en nada en mi siguiente trabajo.


E.B.-¿Crees que escribir sirve de valor catártico? ¿Te enseña algo sobre tu propia personalidad?


D.G.-Sí, me sirve como catarsis, y me enseña algo sobre mi personalidad, pero claro, yo soy un poeta autobiográfico, de no ficción, que indaga en su propia vida y comportamiento y no tiene reparos en criticarlo.


E.B.-¿Qué se puede conocer de David González a través de sus historias? ¿Es él mismo o se esconde tras el velo de sus personajes y sus tramas?


D.G.-Se puede conocer su vida y la vida de otra peña que pertenece a las capas más desfavorecidas de la sociedad, esas capas de las que pasa hasta la puta iglesia católica. Y, vuelvo a repetirlo, el David que sale en mis poemas es el mismo David que escribe esos poemas. Yo no me escondo. Doy siempre la cara. Aunque me la partan.

E.B.-¿Cuál es tu ambición como escritor? ¿Dónde quieres llegar?


D.G.-Te respondo a las dos cuestiones a la vez: quiero llegar a escribir cada vez mejor. Lo demás son vanidad de vanidades y punto pelota.

E.B.-Y finalmente, ¿Qué consejos darías a un escritor novel con ganas de empezar a publicar?


D.G.-Ninguno. Cada persona es un mundo. Y los consejos que pueden irle bien a un escritor novel, a otro pueden irle de puta pena.


Gracias David. Y mucha suerte.